martes, 21 de agosto de 2012

La Vía Sindical Contra la Desigualdad por Gonzalo Duran*

En el año 1976 el Coronel Badiola, desde la Dirección de Organizaciones Civiles, dejaba ver la concepción que tenía la dictadura militar de la función del dirigente sindical: “se debe preocupar de los problemas de su gremio, de sus inquietudes, incluidos los problemas económicos de sus afiliados, y no de los problemas de tipo político y de arreglar a Chile y al mundo” (Gazut, 1977).

Badiola, por cierto, fue uno más de los agentes que en dictadura llevaron a cabo el proceso de despolitización, desmovilización y desposesión de poder del movimiento obrero chileno.

Recién en 2012, en lo que se podría catalogar como una especie de Wikileaks a la chilena, se tiene acceso al Acta N° 372, sobre el Plan Laboral”, un documento de más de 300 páginas donde se registraron cada una de las intervenciones de quienes crearon las bases del nuevo Código del Trabajo chileno. Fueron 29 personas, entre ellas, la junta militar en pleno, sus asesores, los Ministros de Estado y otros militares de alto rango.

La desclasificación de las actas revisten especial interés, pues en ellas se observa de forma nítida cual fue y es la filosofía que subyace detrás del entonces Plan Laboral, hoy Código del Trabajo.

Por ejemplo, para el General Mendoza, las huelgas “eran algo lícito en tiempos de los araucanos” pero ellas “no deberían existir a esta altura de la evolución de la sociedad”. Mendoza era contrario a la huelga, y seguramente todos los del grupo lo eran también.

El arquitecto del Plan Laboral, José Piñera -hermano del Presidente y para ese entonces Ministro del Trabajo- resumía el proceso formador de salarios, como algo ajeno a la tasa de ganancia empresarial “los salarios tienen que ver con el nivel de remuneraciones que se encuentre en el mercado… no tienen relación directa con el nivel de utilidades”. Años más tarde, Piñera plasmaría su visión en su obra culmine “La Revolución Laboral”, libro en el cual expresaría que “la negociación colectiva en ningún caso ha de ser un mecanismo para redistribuir los ingresos o la riqueza en el país. Si se le asigna esta función a la negociación colectiva, esta distorsión generará para toda la comunidad un costo muy superior a los eventuales beneficios percibidos por los favorecidos” (Piñera, 1990).

Este modo de ver el sindicalismo es de indudable matriz hayekiana, amparado en la lógica de que sindicatos poderosos, política y económicamente reivindicativos son incompatibles con los fundamentos de la economía tales como: crecimiento económico sostenido, una inflación controlada y un desempleo bajo.

La vía sindical a la von Hayek ha dado sus frutos; y transcurridos 33 años de vida del Plan Laboral (cuyos pilares persisten hoy, incólumes, en el actual Código del Trabajo), los resultados son:

En Chile 9 de 10 trabajadores no negocia colectivamente. Quienes logran hacerlo, tienen un derecho a huelga reducido a su mínima expresión, bajo el acecho constante de trabajadores que pueden reemplazarlos durante el período del conflicto, con lo cual el poder de la paralización se hace estéril (Fundación SOL en base a registros administrativos de la Dirección Nacional del Trabajo)

Los resultados económicos de la negociación colectiva, no superan el 1% promedio en términos reales (sobre IPC) (Durán, 2009).

El 76% de los trabajadores obtiene ingresos líquidos menores a $350.000. Este monto equivale a cerca de la mitad del promedio de sueldo mínimo de los países OECD (ajustando la moneda por paridad de poder de compra, o sea, controlando por las diferencias en el costo de la vida) (Fundación SOL, 2011).

La brecha Salario Mínimo – Salario Gerente General, supera la 100 veces (Fundación SOL, 2012) y equivale a casi un 300% más de la brecha exhibida en los países de la OECD (de la cual Chile es parte).

Con el resultado de la encuesta CASEN 2011, nuestro país sigue siendo uno de los más desiguales a nivel mundial (el coeficiente de Gini que mide desigualdad pasó de 55 en 2009 a 54), y todo indica que de no mediar algo excepcional, la realidad seguirá siendo la misma, sin mayores transformaciones. Daron Acemoglu y James Robinson -en su obra Why Nations Fail”- sostienen que situaciones como la chilena, develan un profundo déficit democrático, propio de países en los cuales una pequeña élite ha organizado a la sociedad en pos de su propio beneficio y a expensas de las vastas mayorías, plutocracia, en palabras de Chomsky. Así, es claro que atacar las notorias injusticias, significaría resentir el poder y la tasa de ganancia de dichas élites.

A nivel mundial, el problema distributivo suele enfrentarse mediante dos importantes vehículos: el primero, la vía sindical, conocido como la distribución inducida por negociación colectiva de alta cobertura y huelga efectiva (es la línea de distribución vía masa salarial expuesta en Kalecki). El segundo vehículo, es el sistema tributario, que actúa en una segunda fase, conociéndose por ello como un proceso de “re-distribución inducida por impuestos” (es la línea de Thomas Piketty, Tony Atkinson y Emmanuel Saez, entre otros).
Nuestro país, sin embargo, tiene ambos vehículos cercenados1; y volver a darles vida supone inevitablemente que los grupos dominantes pierdan cuotas de poder. Este es el quid del asunto, la vía sindical y tributaria, son caminos que se alejan de la clásica estrategia “win win”, del consenso, tan gustada por el establishment. Acemoglu y Robinson llaman a este tipo de statu quo,un problema de “instituciones capturadas” por los grupos dominantes. La historia nos muestra que la vía sindical para mejorar la distribución, fue capturada en gran medida, a través del Plan Laboral de 1979.

La vía sindical, sin lugar a dudas, es la más resistida por parte del empresariado, pues supone mejorar la distribución de las ganancias en el punto exacto donde son creadas. En esta configuración, la conducción del movimiento sindical y de los trabajadores en su sentir de clase, juega un rol irreemplazable. Ahí, sindicatos ofensivos, movilizados y con proyecto político son -qué duda cabe- el eje motor para la construcción de un nuevo modelo de relaciones laborales que dote a los trabajadores de mayor poder y permita inducir mejoras distributivas por la vía de la participación popular.

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Nota [1] En Chile la redistribución inducida por impuestos, no mejora los indicadores de desigualdad y parte sustantivo de ello, se debe a la presencia activa –todavía– de dos sendos dispositivos PRO-RICOS, activados en dictadura: el Fondo de Utilidades Tributarias (FUT) y el Impuesto Global Complementario

*Gonzalo Durán es Economista de la Universidad Católica y Magister en Economía Laboral Aplicada al Desarrollo de la Universidad de Turín. Actualmente es director de la Fundación SOL (www.fundacionsol.cl)

Esta Noticia Proviene de AQUí

sábado, 18 de agosto de 2012

Cuatro Listas a las Elecciones de la CUT


Concertación, Partido Comunista, Movimiento de Izquierda Revolucionaria y el socialismo de Arturo Martínez compiten por los cupos a consejeros nacionales, quienes luego elegirán a quien presidirá la organización.

Cuatro listas competirán por la presidencia de la Central Unitaria de Trabajadores en las elecciones del próximo 23 de agosto: Lista A, “Una nueva CUT para un nuevo Chile”, vinculada a la Concertación; Lista B, “Con unidad y lucha: por una CUT para un Chile Justo", ligada al Partido Comunista; Lista C, “Trabajadores al poder”, cercana al Movimiento de Izquierda Revolucionaria; y la Lista D, “Autonomía sindical: una CUT para los trabajadores”, con Arturo Martínez (PS) por un nuevo período.

Este será el orden de los representantes que competirán por el sillón sindical, en un proceso donde sólo resta que el Colegio Electoral de la CUT resuelva este viernes las impugnaciones de cada candidato y lista.
De acuerdo a lo que explican en la multisindical, estas listas representan el actual cuadro de tendencias políticas que impera en la central y que elegirán a 60 miembros del Consejo Nacional Directivo. Será en esta instancia donde se definirá al próximo presidente de la organización, además de otros 14 integrantes del Comité Ejecutivo.

Lista A: Liderada por el dirigente petrolero Nolberto Díaz, ligado a la Democracia Cristiana, plantean ampliar las banderas de lucha del sindicalismo a temas medioambientales y laborales del sector privado.
Esta postulación cuenta con el apoyo de la Agrupación Nacional de Empleados Fiscales (ANEF), la entidad encabezada por Raúl de la Puente (PS), un público detractor de la conducción de su correligionario Arturo Martínez.
Además, propone superar el “duopolio” que denuncian en la conducción de la CUT que actualmente ostentan el PS y el PC.

Lista B: Encabezada por Bárbara Figueroa, dirigenta del Colegio de Profesores, como candidata a la presidencia.
Propone la refundación de la CUT, además de avanzar "en las demandas más sentidas, tanto en los temas nacionales como el previsional, salud, Código Laboral, entre otros; como también en los asuntos más puntuales de cada uno de los gremios”, señala Figueroa.

Lista C: Representa al Movimiento de Trabajadores por la Base (MTB). Proviene de la arista sindicalista del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). Su candidato es Fabián Caballero.
Su plataforma es la democratización de la multisindical, a través de una nueva declaración de principios lo que conlleva a la reformación de la CUT para avanzar hacia una “Central única, clasista y anticapitalista”.
También plantea que los cargos del directorio nacional de la entidad sean revocables, abriendo la posibilidad de que las futuras elecciones sean universales, donde los trabajadores y no los dirigentes elijan a la cúpula de la multisindical.

Lista D: La lista del actual timonel, el socialista Arturo Martínez, no cambia su nombre desde hace 4 años. Hasta el momento, su apuesta es repetir el 44% de los votos obtenidos en la elección anterior, sobre la base de "la defensa de los derechos de los trabajadores que se ven amenazados por el actual modelo”. El fuerte de su apoyo son sindicalistas PS y los dirigentes conocidos como "martinistas", quienes han permanecido leales al histórico líder de la central.

(www.vidasindical.cl)